El Santo moldeó su
leyenda luchando contra zombis, momias y mujeres vampiro. Venció a centenares
de rivales peleando cuerpo a cuerpo en las arenas de los gladiadores mexicanos.
Los tiempos modernos, sin embargo, han traído nuevos enemigos al linaje de la máscara
más popular de la lucha libre mexicana, un popular espectáculo en el país desde
1933. Esta semana, El
Hijo del Santo salió victorioso de una batalla que duró casi siete años y
que tuvo como escenario el tortuoso sistema de justicia mexicano. Lo que inició
como un pleito penal por el uso de la imagen del luchador derivó en una defensa
de su derecho por mantenerse en el anonimato.
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